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La sombra del pasado

  • Foto del escritor: Núria Garrido
    Núria Garrido
  • 22 feb 2018
  • 4 Min. de lectura


Estamos a jueves y la intensidad de esta semana está siendo tremenda. Digerir toda esta desfachatez es bastante complicado. Pero lo que realmente me cuesta asimilar es esa vuelta al pasado que estamos viviendo estos últimos días del mes de febrero. Esa manía de reabrir debates estúpidos que tan solo hacen absorber el tiempo de otros asuntos que sí merecen nuestro apreciado tiempo. La protagonista absoluta está siendo, sin quererlo ni comerlo, la cantante Marta Sánchez por su peculiar (por decir algo) canción para el himno español que cantó durante un concierto. Ni ella misma se hubiera imaginado, mientras escribía la letra en Miami, entrando en directo para el programa de Ferreras un lunes cualquiera a las 12 del mediodía para hablar de ello. Sin embargo, este país funciona así. El morbo y los temas polémicos atraen más al editor de un programa que no contar, por ejemplo, que el patinador Javier Fernández ha conseguido el bronce en los juegos de Invierno del Pyeongchang; o que la tragedia del metro de Valencia volverá a juzgarse (después de 12 años de silencio y 43 muertos); o que Trump continúa obstinado en mantener las armas tras el asesinato de 17 jóvenes por un tiroteo de un chico de 19 años.


El problema es que algunos periolistos (porque para mí no son periodistas) cogen un micrófono y en un momento escupen barbaridades e insultos hacía una persona. Porque así lo creen y porque saben que no les va a pasar nada

Todos estos asuntos han pasado por delante de la sociedad como un abrir y cerrar de ojos. Lo importante era hablar en profundidad e analizar cada frase de la canción de Sánchez. Muy entusiasmados estaban Rajoy y Albert Rivera ante la propuesta de la cantante. Otros como Estebán González (PP) dieron un paso más. Sugirió durante una entrevista que la canción se cantara en la final de la Copa del Rey que este año disputaran el F.C Barcelona y Sevilla. González nunca ha sido un hombre de poner temas serios encima de la mesa. Qué esperábamos. Lo que tampoco esperaba Marta Sánchez era cosechar esa popularidad mediática que no tenía desde su participación en el programa de 'Tu cara me suena'.

Otra de las bombas informativas que se ha vuelto a poner encima de la mesa ha sido esa interminable lucha entre el castellano vs el catalán. Esa obsesión por querer dejar claro que la que manda es la primera lengua y no la segunda. Ese descarado aprovechamiento ante el vació de poder existente en Cataluña para poner todo el sistema educativo patas arriba. Pero sobre todo esas ganas de seguir inyectando odio a los catalanes y dividiendo la sociedad (por si no estaba ya lo suficientemente fraccionada). Resulta que la gente que estudia en catalán luego no se expresa igual de bien en castellano. Entonces, ¿cómo puedo yo estar escribiendo este artículo en castellano si prácticamente toda mi formación académica tanto en el instituto como en la universidad la he hecho en valenciano? La riqueza de las lenguas en nuestro país es uno de los valores culturales más importantes que tenemos. Lástima que algunos, ya sea por su falta de inteligencia o por su pensamiento anclado al pasado, sean incapaces de darse cuenta de ello.


Al final y al cabo todo esto es solo una excusa más para volver a hablar de Cataluña y para meter más cizaña, sinceramente. El problema es que algunos periolistos (porque para mí no son periodistas) cogen un micrófono y en un momento escupen barbaridades e insultos hacía una persona. Porque así lo creen y porque saben que no les va a pasar nada. Hablo de las palabras que le dedicó el presentador Carlos Herrera de la Cope a la diputada de la CUP Ana Gabriel tras su fuga a Suiza: “Lo que hace es abandonar el feísmo, ponerse desodorante, vestirse un poquito de Chanel. Es tan pija que parece Rita Maestre. Ahora que, en el fondo, cuando la mona se viste de seda mona se queda, eh’’. También un columnista de La Razón, Pedro Narváez, hizo referencia al nuevo aspecto físico de Gabriel para atacarla: "El corte del hachazo borroka ha sido suavizado por una melena armónica que descubre un rostro que hasta ahora aparecía maltratado por ese autodestructivo corte. El feísmo como una de bellas artes de la política".




¿Esto no se puede censurar o multar? Lo pregunto, más que nada porque cuando Herrera y Narváez hacían estas vergonzosas declaraciones, un libro se secuestraba, un rapero estaba condenado a tres años de cárcel por cantar y una obra de arte se censuraba. ¿Se puede decir que vivimos en un país democrático y con una libertad de expresión sana? Después de todo lo que ha pasado cuesta creer que en ello. Lo que sí que tengo claro es que se está acercando el pasado y parece que quiere quedarse por un tiempo. Paradojicamente hoy ha fallecido una de las figuras más representativas de esa libertad de expresión con toques de humor, el dibujante Antonio Fraguas. El gran Forges que tanto echaremos en falta.





 
 
 

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