Imperdonable
- Núria Garrido
- 26 feb 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 27 feb 2019

Muchos curas o sacerdotes aprovechan sus apariciones públicas para criticar leyes que han permitido consagrar derechos sociales y libertades que cualquier sociedad democrática debe tener, como por ejemplo la ley del matrimonio homosexual, el aborto o el divorcio. Así pues, les parece una aberración que personas del mismo sexo se puedan casar, que puedan decidir cambiarse de género, o la defensa del feminismo en general. Lo peor de todo es que nunca cierran el grifo de titulares bochornosos, más bien, les encantan crearlos. Muy aficionados a ellos es el cardenal de Valencia, Antonio Cañizares, que más que ser conocido por su labor, lo es por las barbaridades que dice siempre que tiene ocasión.
Sorprende que estos cargos eclesiásticos indignados no dediquen ni una sola palabra en sus actos a denunciar un hecho más que corroborado: la pederastia en el seno de la Iglesia católica española durante décadas. Este ha sido durante demasiado tiempo un tema enterrado, olvidado y pisoteado no solo por la cúpula de la Iglesia si no también, por otros actores sociales entre ellos los medios de comunicación, los profesionales del mundo de la justicia o incluso familiares de las víctimas. Estas no han sido las únicas barreras con las que han tenido que lidiar las personas que han sufrido abusos, su peor obstáculo ha sido (y es) el miedo. ¿Cómo explicas a tus padres que un sacerdote se mete en tu cama todas las noches y abusa de ti? ¿Cómo se puede luchar frente a una institución tan opaca y poderosa como es la Iglesia?
A estas anteriores dificultades, se suma la humillación que la Iglesia ha sometido a los niños, (hoy ya convertidos en hombres con vidas destrozadas) por no denunciar ante la justicia a los curas pederastas pese a tener suficientes evidencias de sus actos, y además destinarlos a otros colegios de España o de fuera del país para que pudieran continuar ejerciendo sus profesiones. Asimismo, algunos de ellos han llegado a recibir homenajes tanto por parte de la institución como del propio municipio donde residían. Estas recompensas que recibían los curas pederastas han salido ya a la luz, de hecho el programa de 'Salvados' dedicó un capítulo a analizar el primer caso de pederastia en España, donde precisamente una de las víctimas vivió en primera persona todo lo descrito anteriormente.

En el año 2002 el periódico 'The Boston Globe' destapó uno de los mayores escándalos de pederastia de la ciudad norteamericana. La película 'Spotlight' (el nombre del equipo de investigación del periódico), que obtuvo en el año 2016 el Oscar a mejor película, recoge cómo los periodistas de este periódico se dejaron la piel para mostrar la punta de un iceberg que está muy podrido. Al final del film, en los créditos, aparecen todos los países en los que ha habido casos de pederastia por parte de la Iglesia. No hay ni un solo lugar del mundo donde este horror no se haya reproducido. Es simplemente devastador.
Este trabajo de investigación lo ha querido repetir 'El País'. De manera inédita, ha sido el primer periódico en España que se ha propuesto ponerle nombre y apellidos a los casos de pederastia. El especial cuenta con la voz de muchas víctimas, de sacerdotes que, a diferencia de otros, sí han querido contar ahora lo que ocurrió en colegios católicos o internados, y de una rigurosa documentación que recoge y acredita la mayor vergüenza de la Iglesia católica española. El periódico ha concluido que desde 1938 hasta la actualidad hay al menos 82 casos pederastia por parte de la Iglesia repartidos por toda España. Las cifras de las víctimas, según la investigación de 'El País', asciende ya a 234. Estos datos no recogen toda la realidad porque muchos abusadores ya han muerto o porque simplemente algunas víctimas no se han atrevido a denunciarlo públicamente. Otros medios como 'El Periódico' también realizó un enorme trabajo, de hecho, lograron destapar el conocido como el caso Maristas, que el documental de Netflix 'Examen de conciencia' también narra.
No hay ni un solo lugar del mundo donde este horror no se haya reproducido. Es simplemente devastador.
En medio de este horror, el papel del Vaticano tampoco ha estado a la altura. Ha tenido que ser en el 2019 cuando el actual papa decidiera celebrar una cumbre para tomar medidas sobre este asunto (una cumbre, por cierto, puesta en marcha gracias a la presión y exigencias de las víctimas). En esta reunión, como era de esperar, no participó ninguna víctima, tan solo aparecieron durante la reproducción de un vídeo que se puso en los primeros minutos. ¿Y en qué ha derivado esta reunión? De momento, en 21 medidas poco concretas, vacías de contenido y con ausencia de vocación de realmente poner fin a estos hechos miserables. Para rematar, la Iglesia española ha anunciado hoy de que no investigará los abusos sexuales a menores y que solo seguirán las órdenes que les lleguen desde Roma.
Mientras tanto, el Vaticano continúa perfilando su credibilidad como institución. Ayer, el ex numero tres del Vaticano y uno de los hombres más poderoso de la Santa Sede, George Pell, fue detenido por violar a un monaguillo de 13 años en el 1990 y abusar sexualmente de otro de la misma edad en el prestigioso colegio St Kevins. No hace falta ser demasiado inteligente para asegurar que siguen habiendo demasiadas ratas dentro de la que "se supone" que es una institución cuyo objetivo final es dar ejemplo. No lo dieron ni antes ni mucho menos ahora.
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