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Hartazgo

  • Foto del escritor: Núria Garrido
    Núria Garrido
  • 18 sept 2019
  • 3 Min. de lectura

Y otra vez a votar. Será ya la cuarta vez en los últimos cuatro años. Y otra vez la ciudadanía a pagar la incapacidad de los partidos políticos de consensuar, negociar, debatir… De poner en marcha el país, vaya (con la falta que hace). Y otra vez a gastar dinero para las elecciones porque convocarlas supone sacar de las arcas públicas más de 140 millones, es decir, de nuestros bolsillos. Qué pereza. Qué hartazgo. Qué clase política más inútil. Pero ¿Cómo no va a haber desafección política? ¿Cómo no va a estar la gente harta de ver este circo mientras sus problemas siguen sin atenderse?


Sin ir más lejos, esta misma semana la cifra de víctimas de violencia de género se ha vuelto a incrementar. Crímenes como el de Pontevedra donde un hombre asesinó a su exmujer, su exsuegra y su excuñada delante de sus hijos deberían copar la agenda de los políticos de manera inmediata. Esto es lo realmente importante y lo que se debería estar tratando a fondo en el parlamento. Sin embargo, los reproches y las acusaciones entre unos y otros parecen ser más relevantes. A veces, parece que la cámara baja sea el patio de un colegio.


Llevar al país a unas nuevas elecciones es responsabilidad de todas las formaciones políticas. De todos los diputados y diputadas que están sentaditas en el Congreso. Pese a quien le pese. El primero, sin duda alguna, es Pedro Sánchez el presidente en funciones y el líder de la fuerza más votada en las elecciones de abril. Se obstinó en tener un gobierno monocolor, una posición entendible pero no justificable. No lo ha tenido fácil, pero ha perdido el tiempo en intentar conseguir un objetivo que sabía desde el primer día que no iba a obtener. Estamos en un escenario multipartidista y todo ha cambiado. Y esto, Sánchez sigue sin entenderlo. Ayer dijo que la población tendrá que volver a votar “más claro”. No, señor Sánchez. La población votó y tanto que votó que los datos de participación fueron extraordinarios. Tendrá que tener usted más claro cómo gestionar sus resultados.

Pablo Iglesias también es otro de los responsables de esta situación. Se equivocó (y mucho) no aceptando la oferta de coalición del pasado mes de julio. Despreció una gran oportunidad para que su partido, por primera vez, tuviera representación en el gobierno español. Una vía para poder hacer políticas para las personas, para cambiar sus vidas. Pero, no. Su ego y su hambre de poder estuvieron todo el rato por encima del bien de las personas. Esa obsesión por tener más y más sillones, la pagará en las próximas elecciones. El líder de Podemos es ya experto en tumbar gobiernos progresistas.


Crímenes como el de Pontevedra deberían copar la agenda de los políticos de manera inmediata. Esto es lo realmente importante y lo que se debería estar tratando a fondo en el parlamento

Otra figura política que ha cobrado protagonismo ha sido Gabriel Rufián de Esquerra Republicana. Él estaba dispuesto a facilitar un gobierno si Unidas Podemos y PSOE llegaban a un acuerdo. Rufián se ha querido vender como el bueno de la película, el mismo que votó en contra de los Presupuestos Generales del Estado (que acordaron Sánchez e Iglesias) junto a la derecha española y que provocó la convocatoria inmediata de elecciones. Hoy, no obstante, durante la sesión de control al gobierno ha dicho una verdad muy grande: "La gente está hasta los bemoles de nosotros".


Y hablando de la derecha española, otra que tal y otra que sin comerlo ni beberlo todavía podría salir ganando en las elecciones de noviembre. El ridículo más espantoso lo ha hecho Rivera quien estos días pedía “in extremis” una reunión con Sánchez. Después de estar más de tres meses callado y sin estar a la altura de las circunstancias insultando a los socialistas con calificativos como "la banda". Y a los populares, pues basta con pedirles que hagan un poco de memoria y recuerden que en su día el PSOE desbloqueó la investidura de Rajoy. Porque a veces hay que dejar atrás las siglas de los partidos y mirar por el bien de la sociedad española.


Recuerdo que justo antes de las elecciones 28A publiqué otro artículo explicando la importancia de votar. Lo sigo manteniendo. Depositar un sobre en las urnas tiene mucho poder, aunque no lo parezca y es una herramienta democrática de la que debemos hacer uso. Sin embargo, ahora será más difícil convencer a los que suelen ser más apolíticos o aquellas personas que tienen más dudas, y no les falta razón porque los líderes políticos actuales se han ganado que nadie les vote. Se han ganado un castigo.

 
 
 

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