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La magia de Paquita Salas

  • Foto del escritor: Núria Garrido
    Núria Garrido
  • 2 jul 2019
  • 3 Min. de lectura



El pasado viernes llegó con su perfecta melena rubia. Su buena ración de churros con chocolate. Su inocencia. Su carácter. Sus míticas frases. El pasado viernes llegó la inigualable Paquita Salas (Brays Efe). La serie, creada por Javier Calvo y Javier Ambrossi, es incomparable con otras ficciones, ya que tiene un sello muy propio. Y ese detalle, es lo que ha hecho que cada temporada consiga un mayor éxito y atrape a más público. Ya es imposible no saber a quién nos referimos cuando decimos PS.


La tercera temporada de 'Paquita Salas' roza la excelencia y sube el listón con respecto a las anteriores. La buena dosis de sentido del humor no falta, pero tampoco esas lecciones de vida. Así, los personajes principales nos recuerdan, una vez más, la importancia de reírse de uno mismo. De ser fiel a tus valores e ideales. De darle la vuelta a los dramas y de intentarlo una vez más, pese a los obstáculos que haya. Nos hablan, en definitiva, de las segundas oportunidades.


Si hay un aspecto que me fascina de Paquita es su pasión por su trabajo, aunque no sea nadie dentro del mundo de la interpretación. Así, una y otra vez lo sigue intentando. Se cuela en reuniones donde nadie la ha invitado. Se autopresenta entre personas de su gremio. O intenta vender que Belinda Washington sabe hacer una sesión de maquillaje al estilo de las influencers como Dulceida. De vez en cuando, hay que tener un poco de morro porque si no te lanzas, el tren pasa y no vuelve. La serie se centra en el mundo de la interpretación, pero todos sus mensajes se pueden aplicar perfectamente a cualquier otro ámbito laboral.


Los personajes principales nos recuerdan, una vez más, la importancia de reírse de uno mismo

La trama de esta última temporada cierra heridas de Paquita de su pasado y también abre una nueva etapa con muy buenas perspectivas de cara al futuro. Uno de los recursos, que más potencia le dan a esta serie, es ese juego entre la realidad y la ficción. Este recurso se plasma en dos momentos cruciales de esta temporada: la publicación del vídeo íntimo de Washington y la reaparición de Ana Allen. Podemos encontrar muchos casos de fotografías o vídeos personales de personajes públicos que han circulado por las redes sociales con miles de críticas por parte de la audiencia. E inmediatamente esa persona es crucificada por la opinión pública. Y si eres mujer, lo llevas claro.


De vez en cuando, hay que tener un poco de morro porque si no te lanzas, el tren pasa y no vuelve


La manera de resolver esa situación es absolutamente maravillosa. No solo Paquita y Washigton admiten entre la prensa la autoría del vídeo, sino que posteriormente publican otro normalizando la masturbación de las mujeres y la libertad de hacer en su vida lo que quieran. Eso sí, con el más sentido absoluto de la ridiculez. Como debe ser.





Por otra parte, el momento Ana Allen para mí, sin duda alguna, es el mejor de toda la temporada. Que la propia actriz se interprete a ella misma e explique en un primer plano todo lo que ha sentido durante estos años tiene mucho mérito. Los Javis le dan esa oportunidad de la que hablaba en anteriores párrafos. Todos nos equivocamos, cometemos errores, pero no por ello debemos de ser automáticamente enterrados.


Este artículo no lo puedo finalizar sin destacar la elevada presencia de mujeres. Mujeres contando historias y problemas de mujeres. Hay muchos diálogos donde se evidencia, que efectivamente, se nos sigue considerando el sexo débil, pero yo me quedo con el rapapolvo que le pega el personaje que interpreta la actriz Anna Castillo. Detalles que marcan la diferencia.



 
 
 

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